1 de junio de 2012

EL HABITO NO HACE AL MONJE




Organizaba un coctel privado, de unos 200 invitados, para celebrar su 50 aniversario. Actuación musical en vivo de una conocida banda de Rock, Performance sorpresa coordinada por amistades y familiares, ingentes cantidades de  bandejas repletas de exquisitos canapes, un pastel de dimensiones mastodonticas, acopio de botellas de un exclusivo champagne frances y barra libre de toda suerte de destilados.

El "Ojomeneado", despues de aprobar todos los preparativos, entre emocionado y expectante por las sorpresas y sosteniendo una réplica autentica de un Goya de la Academia de Cine Español que le acababan de regalar ( y que tuve la suerte de sopesar), me hace un aparte al final de la barra mientras los musicos inician las pruebas de sonido. Entre el estruendo de la bateria y los "Si..Si..No!..Probando?.." de los técnicos de sonido, me abraza en confesión y me grita a la oreja:

".- En el coche tengo una caja con tres botellas de Vodka Belvedere. Son sólo para mi. Pero, sobre todo!.... no las mezcles con las otras!"

Entre tanta exclusividad no le di importancia a que el anfitrión de la fiesta quisiera tener una para si mismo, así que guarde las botellas detras de la barra para utilizarlas solo cuando el me pidiese una copa.

La fiesta fue un rotundo exito. Los invitados disfrutaron como nunca del concierto mientras se vaciaban las bandejas del VILAPLANA a una velocidad solo superada por el escanciado de la barra libre y el champagne galo.

Hubo una proyección de fotos y videos repasando la vida y "milagros" del agraciado, coreado a cada momento por toda suerte de risas, aplausos y comentarios jocosos, mientras el susodicho  me solicitaba, una tras otra, las pertinaces copas de su esclusivo vodka, que se bebia entre risas, besos y abrazos.

Las horas pasaban, las neveras se vaciaban y los invitados se emborrachaban cada vez más, aunque curiosamente el anfitrión aguantaba estoicamente como un mástil entre tanto bamboleo etilico. Al final de la noche, apenas quedaban una quincena de invitados que se sostenian, atropelladamente entre ellos, sujetando torpemente las copas o botellas mientras se reian de su propia sombra y balbuceaban a gritos toda suerte de vitores al responsable de semejante fiestorro.

Al cierre definitivo de la fiesta, mientras repasabamos las cuentas y el cliente me paga religiosamente y en efectivo todo el monto del evento (sorprendente, ¿verdad?), me percate de que aún quedaba una botella de aquellas, las especiales, y al comentarselo, me respondió:

".- Puedes tirarla, si quieres"
".- ¿Tirarla?, al menos podria pobrar una copa...?" dije solicitando su aprobación ya que me apetecia catar tan excelente vodka.

".- Adelante! ", me retó con una amplia sonrisa que se me antojo algo maliciosa. Desenrosque la botella y me servi una generosa copa de aquel exclusivo destilado en un Old Fashion glass con tres hielos consistentes y tras balancear ligeramente el contenido para enfriarlo, le di un buen trago esperando el placentero calor del alcohol desfilar por mi garganta reseca y sedienta despues de una dura jornada, pero.... cual fue mi sorpresa!. Con la boca aún llena y a medio beber, mire sorprendido a mi interlocutor, con los ojos como platos,  mientras este,  se carcajeaba y se encogia de hombros a la vez que nos felicitaba a todos por una gran noche y se dirigia a la salida.

ERA AGUA!!!




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