24 de enero de 2012

APRENDE A BEBER, PRIMERO!!


Nunca he entendido esa mania a beber como quien corre un sprint olimpico. Parece que la unica meta es ingerir las mayor cantidad de alcohol en el menor tiempo posible, tragar las mezclas más inverosimiles y acabar casi en coma etílico llevado a rastras por dos compañeros o compañeras que estando en similar estado, sino  peor, se van riendo de su propia borrachera y los continuos tropiezos contra paredes y piedras inexistentes para acabar vomitando en una esquina o detras de un sucio y maloliente contenedor de basura.

La verdad es que he visto beberse las combinaciones más estramboticas y repugnantes que puedan existir (pero siempre por expreso deseo del propio cliente, que me aleccionaba en la preparación del brebaje ante mi incredulidad y aborrecimiento muy bien disimulados, al fin y al cabo se lo iba a beber el, no?).

Otro apartado, es el de la propia incultura de algunos clientes en las formas, usos y costumbres a la hora de beber y disfrutar (siempre con moderación) de un buen vino, coctel o combinado preparado y servido con la liturgia que le corresponde (porque, dejemoslo bien claro, la barra es el Altar, los clientes los Feligreses y el Barman el Oficiante). En estos casos, cuando ocurre, siempre me sorprende que, aquel a quien le presupones un cierto criterio, acaba decepcionandote estrepitosamente rompiendo tu fe.

Aquella noche, se me acercó a la barra la más atractiva de las tres chicas que bailaban juntas atrayendo las lascivas miradas de lobos hambrientos que no cesaban de lanzar los cuatro babeantes solteros en busca de plan que se acodaban al final del bar. Con una dulce sonrisa y una provocadora mirada repasandome de arriba a abajo ( eso, me alegro la noche! para que vamos a engañarnos?), me pidio ".- Ponme un gintonic, por favor" volviendo a sonreirme, coqueteando. Le mostre la lista de las más de 30 ginebras que teniamos, para que me indicara cual preferia ".- No se.... ¿que me sugieres tu?" más coqueta aún mientras mi ego se disparaba como una botella de cava descorchada de golpe, ".- Estoy en tus manos", declaro con un mohin seductor, haciendome caer en sus redes. Yo le sugeri un Gintonic dulce de Brockman's aderezado con laminas de fresa, frambuesas y moras, combinado con Tonica Fever-tree y ella acepto con interes por la novedad.

Enfrié la copa haciendo girar los hielos con la cucharita trenzada varias veces en ambos sentidos hasta que el cristal cogio temperatura, decanté el resto de agua y los hielos semi derretidos para volver a poner hielo nuevo, mientras ella me miraba sonriendo coqueta y seguia con atención cada paso que daba. Corté el mejor fresón que tenia en ese momento en varias laminas, ayudado de las pinzas, deposité con cuidado un par de frambuesas y terminé con una mora cortada longitudinalmente en dos mitades y decorando el borde de la copa con un penacho de hojas de menta. A continuación, servi la ginebra con ayuda del jigger, elevandolo ligeramente para oxigenar como es debido y acabar sirviendo la tónica, suavemente y sin prisas, ayudado de la cucharilla trenzada para no romper la burbuja del carbónico.
".- Aqui tienes" le dije mientras le presentaba la copa, cuando... ante mi estupor, cogio un par de cañitas negras del vaso dispensador que tenia a su lado y comenzo a remover y batir freneticamente aquella pequeña obra de arte mientras sus amigas se sumaban al sacrilegio y bebian todas como sedientas arpias!!



(¿a alguien le suena aquello de "... como echarle flores a los cerdos..."?)