5 de noviembre de 2012

CRISIS, DESPIDOS.... y la falta de tacto



".- Creeme que lo siento mucho,... pero estas despedido". Esta, es la fatídica frase que últimamente esta tan en boca de muchos (demasiados) empresarios.

Que te despidan siempre es más traumatico para el trabajador que para el empresario, por mucho que este se lamente y utilice el victimismo y el amiguismo para quitarle hierro al asunto con otras frases como ".-... la verdad es que me duele tanto a mi como a ti..." y demas perlas envenenadas. El trabajador es el único que tiene que batallar por una nueva oportunidad entre un oceano de millones de correligionarios en su misma tesitura y no perecer ahogado en el intento de luchar ante semejante tsunami, (a pesar de las "iluminaciones" de la Ministra de Trabajo), mientras que el empresario sólo tiene que escoger a otra ansiosa victima de entre las ingentes multitudes que aporrean sus puertas y freneticamente enarvolan sus Curriculums Vitae como insignias de auxilio para mendigar el derecho a trabajar.

Por otro lado, tambien es cierto que no todas las situaciones se pueden cortar por el mismo patrón. Seamos sinceros, estamos embutidos en una crisis económica tan desmesuradamente agigantada, que engulle de la misma manera a proletariados como a patronales, y si no hay suficiente flujo económico y las ventas decaen en pos de la austeridad de la clientela, esto afecta tan directamente a unos como a otros; sin embargo, este calvario en que nos vemos sumidos por unos incompetentes politicos y demas purria de usureros empresarios, economistas de tres al cuarto y financieros parásitos, que se refugian en sus "paraisos", no es excusa para que se proceda a veces, de forma y manera tan poco etica y tan falta de tacto, premeditada desalmada y "alevosa" como la que sufrí en propias carnes.

A saber:

Tras un largo (extremadamente largo) periódo de sequía en el desierto laboral, los dioses escucharon mis ruegos y premiaron mis continuados esfuerzos dandome la oportunidad de entrar en plantilla (en total plenitud y sin suplencias, según la dirección) en un prestigioso local, donde redoble aún más mi implicación personal en realizar mucho mejor mis tareas.

Apenas tres meses duró mi periplo por el singular oasis. Llegó un dia (en realidad una tarde) en que mi temprana llegada al puesto de trabajo (algo común en mi implicación a la hora de trabajar y siempre burla y asombro de mis compañeros) se vio truncada con la temida frase de ".- Mira,... ahora que tenemos tiempo, ... tenemos que hablar". Posteriormente, y tras todas las excusas comunes en semejante situación, me soltaron la sempiterna sentencia: ".- Creeme que lo siento mucho,... pero estas despedido". Eso si, me presentaron toda la documentación pertinente (Carta de despido, Liquidación...) en regla.

Ante tal evidencia y sin posibilidad alguna de dialogo o discusión al respecto, (son hechos consumados), ¿que resta hacer?... firmar, recoger las cuatro pertenencias de la correspondiente taquilla y entregar llaves, uniformes y acreditaciones entre las palabras de ánimo y la incredula sorpresa de los ya ex-compañeros y volver a tu casa, caminando entre la incertidumbre, el disgusto y la resignación; pues ya se sabe que,  EL ULTIMO CONTRATADO ES EL PRIMER PRESCINDIBLE.

En realidad, he de decir que no albergo rencor alguno por los hechos en sí, seria absurdo dada la realidad que vivimos,... pero, tampoco disculpo ni excuso la forma y manera en hacerlo, ese estilo tan falto de tacto, tan crudo e impersonal y tan cinéfilo del Despido Express, o a la Americana.

(... así no se arreglan las cosas...)