12 de julio de 2012

LA DULCE RESACA



Si hablamos de Resaca, para que vamos a engañarnos... ya sabemos todos de a que me refiero,... ¿cierto?. Aquella tortura que nos atenaza la cabeza como si la tuviesemos metida en una prensa hidraulica, mientras un persistente martillo neumatico nos taladra los pensamientos,inagotablemente. Aquel vaiven frenetico en que todo se mueve sin cesar, imaginandonos que el mundo entero es una barquita minuscula en el peor y más violento temporal marino, a pesar de cerrar los ojos. Aquella sensación apocaliptica de que nuestras entrañas han adquirido una vida propia y regurgitamos hasta el alma, una y otra vez; como la magica jarra de agua del ilusionista, que no tiene fin. Aquel ir y devenir arrastrando los pies, casi etereo, encogiendonos de dolor a cada paso vacilante mientras nos cogemos a las paredes y a cualquier punto de apoyo que se nos presente, con el semblante mortecino, la voz de ultratumba, una boca pastosa, agria y maloliente; talmente como el mismisimo espectro de nuestra persona.


Si hablamos de resaca, la primera frase que nos viene a la mente es la mentira más jurada por todos:

".- Se acabó.... no vuelvo a beber nunca más...."

o las justificaciones, absurdas y  más engañosas,  que sentenciamos en busca de la absolución autocomplaciente, del tipo:

".- ...pero.... si sólo fueron un par de copas...?"

".- ... esto me pasa porque nos dieron garrafón... seguro!..."

y que nos repetimos una y otra vez como un mantra, pero que por más que insistamos, no esconderan la verdadera orgia desenfrenada de alcohol en que nos sumergimos con brabuconeria y como un "Pepito Grillo" nos persigue en la memoria.


Pero no es de esta resaca de la que quiero hablar. En realidad, me quiero referir a la que yo llamo la DULCE RESACA.

La Dulce Resaca, no es otra que esa sensación ligera y sutíl de abotagamiento que nos sobreviene al dia siguiente, al despertar dejando atras una noche en que la reunión entre amigos vació pausadamente, botellas de vino del mismo modo que llenó el aire de risas y carcajadas, como un castillo de fuegos artificiales y nos abrazó las almas de reconfortante y sincera amistad.

La Dulce Resaca es aquella que te envuelve en un suave estado de torpe levitación mientras preparas un reconstituyente cafe mañanero a la vez que rememoras las charlas, las histórias y la alegre camaraderia que reinó en la pasada cena en que nos reunimos Chef's, Maitres y Barmans alrededor de una pequeña barbacoa en el jardín, en una plácida noche de verano.

Hoy estoy resacoso...,  si pero me encanta. Estoy sumido en una Dulce Resaca que me acompaña con la nostalgia del tiempo pasado y el deseo de repetir. Gracias a los amigos de verdad, a aquellos que como las estrellas, aunque no los veas siempre, siempre sabes que estan y puedes contar con ellos.


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