18 de enero de 2012

UNA BORRACHERA NECESARIA


Todos los inicios son dificiles, torpes, y plagados de tropiezos que nos amargan el camino, pero si creemos en nosotros mismos y  tenemos bien claro cual es el final que deseamos, a pesar del tortuoso viaje, llegaremos a buen puerto.... algo mareados, eso sí, pero a salvo al fín.

De la misma forma, fueron mis comienzos en la cocteleria. Recuerdo con cierto dolor residual, aún,  aquellos dias (más bien madrugadas),  en las que llegaba a casa con la cabeza en un Tiovivo a máxima potencia, el estomago en una alocada centrifugación y los sentidos en perpetuo estado de anestésia. Aquellas noches, a pesar de las apariencias, eran noches fructíferas de estudio y prácticas. 

Durante los meses que estuve trabajando en "La Carbonería", una cafeteria bohemia llena de amigos pintores, escritores, actores, estudiantes y gentes sencillas, enfrascados en una continua tertulia que no acababa nunca y se retomaba a cada noche, entre copas de un excelente Somontano, olorosas infusiones de te, aromaticos cafés y whisky de Malta, ron añejo, vodkas y ginebras, fueron el periodo más fertil de mis estudios en la combinatoria etilica.

Recuerdo con especial cariño aquellos dias; por lo bien que lo pase, por las personas que conoci (algunas lamentablemente se han quedado en el camino) y por las valiosisimas lecciones que me enseño Miguel, el propietario del local.

Cada noche al cerrar era una pequeña fiesta a la que estabamos invitados solo nosotros dos,".- Hoy vamos a aprender a hacer los cocteles clásicos" decia el sentandose en la barra con un cigarrillo y claro,.... a cada combinado tocaba probarlo!

Dry Martini, Mojito, Gin Fizz, Manhattan, Caipiriña, Cosmopolitan, Black Russian, Whisky Sour, Tom Collins, Ron Cooler, Sidecar, Negroni, Gimlet, Mai Tai, Daikiri,... todos y cada uno de ellos fueron desfilando por la barra en pareja, como si se dirigieran a la biblica arca.        ".- Este... esta muy bien"...".-Cuidado, no abuses del vodka que lo estropeara".... ".- Uuuuf!! ..este esta muy fuerte!"... y así hasta que el sol atravesaba, hiriente, la cristalera y decidiamos volver a casa (cosa bastante complicada en mi caso mientras que Miguel solo tenia que subir por las escuetas escaleras que comunicaban el bar con su casa en el piso de arriba).  

Aquellas madrugadas caminaba aguantando el equilibrio, zigzagueando (pero consciente de intentar no hacerlo, lo cual era peor) camino de casa entre los primeros transehuntes que se dirigian adormilados al trabajo arropados aún por el calor de las sabanas y sin duda prejuzgandome como un detestable borracho trasnochado "fiestero" de vuelta del After-Hours de turno, pero en realidad, aquel que caminaba como un imaginario funambulista ciego, dando traspies como un tentetieso por las calles y procurando no caerse al vacio imaginario de la pista de circo, era... un orgulloso estudiante aprobado con Matricula de Honor!! 

(con todo mi afecto en recuerdo a Miguel Fierro)

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